miércoles, 17 de septiembre de 2008

Carlos Santa Cruz (Yanacocha): "El repliegue del Estado hace que haya una privatización del conflicto"

Uno de los elementos claves para entender la problemática de la minería, las comunidades y el medio ambiente es escuchar a los actores involucrados directamente en el tema. En esa línea, la entrevista del día de hoy es al ingeniero Carlos Santa Cruz, de la minera Yanacocha, quien amablemente nos recibió en su oficina.

¿Es posible lograr una relación armónica entre minería, comunidades y medio ambiente?

Yo creo que es perfectamente posible. Históricamente hemos tenido una experiencia diferente, pero yo creo que desde los noventas en adelante la tecnología disponible en el sector minero permite una relación más armónica. Por otro lado, la legislación vigente – que es prácticamente globalizada – también ha ayudado a la definición de nuevos estándares que hacen justamente factible la convivencia del sector minero, la agricultura y la existencia de cualquier tipo de vida (humana, animal o vegetal) alrededor de las operaciones.

Tan importante como la legislación es el enfoque de negocio de las empresas. Creo que las empresas han asumido el tema de la preservación del medio ambiente y de la relación de la comunidad con una perspectiva más seria y profesional desde hace quince años. Hoy día dentro de la filosofía empresarial, el tema ambiental y el tema de las relaciones comunitarias son fundamentales.

Se lo menciono porque existe en Cajamarca – donde se encuentra Yanacocha – sectores muy renuentes a la mina, alguno de ellos por el lamentable accidente en Choropampa el año 2000. ¿Cómo están trabajando para revertir esta situación? ¿Cómo entienden esta resistencia?

La resistencia a la minería tiene varias razones. Hay razones que son importantes a considerar y que tienen un fundamento respetable. Uno es el tema de la historia de la minería antigua en el Perú, cuando no había la regulación con la que contamos hoy. Y, por otro lado, un problema adicional que es fundamental que lo entendamos es la conmoción social que genera la introducción de un negocio moderno en una economía casi de subsistencia en muchos lugares de la sierra, que genera una situación de desigualdad y una situación de sobre expectativa que no será satisfecha.

Este choque es sumamente fuerte y hay que saberlo manejar con mucho cuidado, porque la empresa termina viéndose enfrentada con la comunidad sin presencia del Estado.  Al darse este choque, necesitamos de instituciones que ayuden a resolver el conflicto, y esto debería hacerlo el Estado para generar un clima de mayor confianza y credibilidad que permita resolver los problemas.

Por otro lado, el tema ambiental es hoy día un tema secundario. Las compañías serias no van a tomarse ningún riesgo ambiental si esto les va a traer complicaciones. Entonces, existe la tecnología adecuada para evitar riesgos ambientales serios.

Se ha venido destacando la importancia del diálogo entre los distintos actores vinculados a la minería. Un elemento clave de dicho diálogo es la confianza entre quienes van a dialogar. ¿Cómo lograr dicha confianza en un ambiente tan complicado? 

Ese es un elemento fundamental. El tema de la confianza es algo que echamos mucho de menos en el país, en todos los ámbitos. Y como usted comprenderá, en la zona de la sierra del país – que es la zona más atrasada y pobre del país – si existe un ambiente de poca confianza o de incredulidad en la gente en general, esta se ha visto acentuada en las zonas de la sierra, que es donde están las empresas mineras.

Pero también falta de confianza de parte del sector minero hacia los posibles líderes sociales de la zona…

Desconfianza mutua, en todo caso. Es un tema importante el de los liderazgos sociales, así como la presencia del Estado para generar confianza. El repliegue del Estado hace que muchas veces haya una “privatización del conflicto”, y este conflicto no tiene porque ser privatizado, porque es un conflicto donde el componente de la autoridad y del Estado es un factor determinante.

Los conflictos sociales en la sierra del Perú no se van a resolver con un repligue del Estado, sino con más presencia del Estado para afrontar sus obligaciones, y obviamente la empresa privada no va a evadir sus responsabilidades. 

El tema de los liderazgos que mencionas es fundamental. Tenemos la responsabilidad compartida – tanto el sector privado como el Estado y la comunidad – de hacer el mejor esfuerzo para llevar sobre la mesa de diálogo los liderazgos que sean representativos en cada uno de los casos. Creo que en el sector privado hemos venido haciendo un gran esfuerzo para que esto sea así. Es más, ante la ausencia del Estado tenemos que asumir un liderazgo adicional.

Pero encontramos un gran problema en la comunidad, donde hay tal fragmentación social que los liderazgos son bastantes débiles. Lo podemos confirmar con cifras que todos conocemos: los alcaldes son elegidas con cifras cercanas al 20%, al igual que las autoridades regionales. Entonces los liderazgos son bastante endebles y poco representativos, lo que hace que la autoridad y de la representatividad se vean negativamente impactados.

Tenemos que ir perfeccionando el entendimiento de la realidad social desde el sector privado, tenemos que ir perfeccionando nuestros mecanismos de diálogo y la forma como llevar adelante este proceso, pero necesitamos interlocutores legítimos. Eso es fundamental.


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